No sé realmente como se supone que esto debería
comenzar, mucho menos si es la forma correcta en la que voy a relatar esta historia o tan siquiera si
es prudente hacerla de conocimiento, puesto que desde ahora voy a dar mi
perspectiva de como se convierte “la fea”
en “la bonita”.
No es un relato
que vaya a ayudarte a adelgazar, ni mucho menos a como seguir los últimos parámetros de belleza a nivel
mundial, porque no necesitas encontrarlos realmente, los tienes, el punto es que no sabes dónde buscarlos y
por eso últimamente estas enfocada en la talla de tu pantalón, de tu camisa,
hasta en como se ve la ropa interior que traes puesta.
Aunque nada de eso te
vaya a llevar a la respuesta que necesitas, es en lo que tú te enfocas y no porque
se te ocurriese de la nada, es porque a alguien, en un mundo lleno de críticas, se le ocurrió dar marcha a
la que atormentaría a TODAS las mujeres…”El
peso”.
Por años lo único que muestran las campañas
publicitarias es a chicas que caen
muchas veces en la desnutrición, pero es lo que se denomina y acepta como el
concepto de “belleza”. Una belleza
que no representa ni a la mitad de las
féminas a nivel mundial, pero cuál es el problema en esto, eso es lo que nadie
entiende, el problema que realmente se esconde
tras de ese parámetro, es salir de tu casa en búsqueda de encontrar la más linda blusa, el más lindo sweater o
un bello jeans y no encontrarlo por el
simple hecho de que las tallas están basadas en chicas que se alimentan a
lechuga y agua, mientras que la gente normal se alimenta con algo más que eso, sin decir los descuidos que
se adquieren en fiestas u otras situaciones de ese estilo.
Gracioso es que deben estar pensando “¿Con esto buscas
fomentar la obesidad?”, la respuesta es fácil y es un “No”, porque bien es
sabido que lo más sano es encontrarse en el peso ideal, pero que se
hace con las personas que por diferentes motivos no se encuentran entre los rangos de “normalidad”.
Yo he visto como muchas personas no respetan a aquellos que están pasaditos de
peso, a lo largo de mis despreciables 20 años, eso sin descontar los primeros 7 de los que no me
acuerdo mucho la verdad, he escuchado
ofensas como “Ocupas dos asientos, ¿También pagaste dos pasajes?” Así como he presenciado a esas mismas
personas que viajan en el transporte PÚBLICO solo bajar su cabeza en son de
arrepentimiento, pero arrepentimiento de que, acaso es un pecado del cual se deba
pedir disculpas a todo el mundo
el estar con unos kilos de más – sin importar cuantos sean- nadie
debería tener ese trato con otras personas. No porque tú balanza marque el número adecuado tienes
el derecho de criticar de esa forma a alguien que está a tu lado o cerca de
ti. Otra de las amables frases que he escuchado es “Quítate gorda”, pero ese “gorda”
lo modulan como nunca han movido sus labios antes, creo que sus vocabularios en
la vida cotidiana deben ser bastante paupérrimo, pero cuando se trata de
humillar a alguien les sale lo docto del
alma y cada letra tiene su espacio
totalmente respetado.
Lo impresionante de todo esto es que muchas veces no
son hombres los que tienen este trato para con las mujeres, sino que son
nuestras mismas compañeras de género las que
apocan a las más débiles, probablemente si estás leyendo esto me
encontraras razón o vas a comenzar a
poner más cuidado en lo que te voy a decir ahora. No has visto en la micro, la
calle, un hall de espera u otro lugar similar a una chica que no se haga
destacar mucho, es la típica chica que tiene el pelo hasta por los hombros o por debajo de sus senos, que no tiene siquiera
un poco de brillo en sus labios, no porque
a ella no le llamen la atención o no le gusten, es simplemente porque no
se siente lo suficientemente femenina,
hasta puede que te estés sintiendo
tocada con estas palabras, porque
yo también lo hago a medida que lo escribo, hoy mismo 30 de agosto del 2013 vi
a una chica así en la micro, tenía un hermoso cabello, era liso con ondas al finalizar, le llegaba por debajo
de sus senos, más no tenía ningún
peinado que lo hiciese lucir en todo su esplendor, solo tenía una partidura en el centro y
después de eso caía por sus hombros. Me dedique a mirarla por un buen rato
durante mi viaje camino a casa, puede que hasta la hubiese intimidado, ya que
no soy muy discreta que digamos, pero al
verla detalladamente me di cuenta que
tenía una nariz perfectamente respingada y así como su nariz, su rostro en
general tenía una perfecta armonía, pero
cuál era el “problema”, ella tenía unos kilitos de más, eso la llevaba a usar
ropa dos tallas más grande que la que probablemente es su número de ropa ideal.
Esto se debe a que las mujeres desde pequeñas
tenemos un gran factor en contra que muchas veces los hombres no presentan sino
hasta que son “mayores”, a eso le suelen llamar Él ser “pretenciosa”, esa simple palabra nos define a TODAS, porque
la que diga que no lo es realmente no se conoce lo suficiente. Los
estándares que fija el mundo para las mujeres son muy rigurosos, tu busto tiene
que tener cierta medida, pero si lo sobrepasa también te encuentras dentro de
lo admitido, ahora que hacemos las que
estamos por debajo de esa medida
tan peculiar, posiblemente esperar a que el destino sea bueno con nosotras y
nos dé un trabajo con una buena remuneración para adquirir esa medida con la “opción
B”. Así como tu delantera fue
sometida a un número pasa lo mismo con
cintura, glúteos, piernas, brazos y como dejar fuera la carta de presentación
más importante… Tu rostro, el mismo al cual
si le haces una rinoplastia para
perfeccionar los pequeños detalles que tiene tu nariz queda con moretones por
el contorno de los ojos y FELICITACIONES
ya sirves para ser el doble el mapache de Pocahontas, pero qué más da en un par
de semanas te alabaran por la nueva nariz que tienes, tanto así que hasta te
pedirán el numero de tu
especialista para poder quedar “bien”, eso sin pensar que
pueden no quedar como lo esperan, pero en fin, ese tipo de cosas es a lo que
te arrastra el parámetro impuesto por la
sociedad.
Tampoco es algo desconocido el que todas miren en la
chica de al lado un prototipo más
aceptado que el que una proyecta, cuando hoy me dirigía a la universidad me di cuenta como dos chicas muy bien
parecidas, que a mi parecer no deben, ni
deberían envidiarle nada a nadie, si porque esa es la palabra clave en todo
esto ENVIDIA. Las dos eran de una piel
muy linda, delgadas, pero no raquíticas, altas, pero no en extremo, quizá hasta hermanas eran. Así y
todo miraban de pies a cabeza a cada una de las niñas que subieron a la
micro, no dejaron de hacer esto desde que ellas subieron hasta que llegaron a
su destino, a algunas les hacían entre ambas cara de asco, como queriendo decir
“Jamás me parecería a ti”, mientras que a otras
las quedaban mirando como
queriendo saber que elegirían tener como ella, cayendo es ese horrible y
deplorable error de ver en otras chicas lo que tú quieres. La verdad de esto es
que no necesitas nada de eso, lo que necesitas es darte tu lugar en tu vida, si
vamos por ahí creyendo que otros tienen
cosas que nosotros necesitamos jamás podremos tener plenitud y creo que
ello es exactamente lo que todas necesitamos, no es cosa de tener el cuerpo perfecto, es cosa de saber que
vales la pena, que no eres como todas, que tienes ese algo que te hace
diferente. Muchas veces la más “linda” resulta
ser la chica que más problemas
trae tras de sí, porque aunque no lo creas ella también busca en otras cosas que no tiene y puede que una de esas cosas que ella no
tenga, sea justamente lo que tú tienes, pero es lo que tú no vez como una cualidad.
Puede que piensen “ella habla sin fundamentos”, pues aquí va mi historia de cómo he visto la
vida y como me han tratado esas mismas personas “perfectas”.
Desde pequeña mi mamá quiso lo mejor para mi, siempre
ha tenido claro que la educación en mi país, Chile, no es igual para todos, así
que ella opto por buscar una de las
comunas que tiene mejor educación dentro de Santiago, fue por ello que comencé a estudiar en Providencia en un
colegio municipal. Desde kínder no me destaque por ser una de las niñas más
sobresalientes en cuanto a personalidad, soy más bien retraía, tímida y hasta
vergonzosa, yo diría que hasta en
extremo padezco de esto último, tanto así que mis mejillas parecen un tomate la
mayor parte del tiempo. Mi contextura corporal no salía de lo normal, pesaba y
media lo necesario para mi edad, pero
las burlas en ese entonces no se enfocaban en ello, si no que en un
simple lunar que tenía en una de mis mejillas, mis compañeras me
insultaban diciéndome que tenía una mosca en
la cara, muchas veces también dijeron que era una garrapata lo que tenía
en el rostro, lo que distaba de la realidad de las cosas, todo se resumía a un simple y pequeñito lunar en el rostro, con el paso de los años
llegue a operarme aquel lunar solo para que dejaran de lado ese tema y así no fuese lo primero que me dijeran, mi
familia me decía “no lo hagas”, “ no te operes”, pero así y todo no hice caso. Que más se iba a esperar de una
niña de doce años, mi mamá a pesar de que se oponía me apoyo de todas formas,
porque sabía lo mal que lo había pasado y lo
pasaba a raíz de ello, sorpresa fue que
cuando comenzaron las clases, casi nadie reparo en que yo ya no tenía
ese lunar, fue solo una amiga, que por lo demás es una de las únicas que tenía,
la que se dio cuenta que me faltaba algo, pero de aquellas chicas que
comenzaron esas burlas ni pronunciación.
Eso quiere decir que me expuse a una de mis mayores fobias, las jeringas, que además me perdí de jugar normalmente con mis
amigos casi por un mes y medio, ya que
no me podía exponer al sol, me tuve que aplicar cremas para que no quedara
cicatriz, la cual de todas formas quedo, aunque no es notoria del todo, pero es
algo que antes no tenía y todo eso por nada. Llore, llore muchísimo dándome
cuenta de que a pesar de todo ellas seguían enfocando sus burlas en mí, a pesar
que sacrifique cosas de las que ahora me arrepiento, ellas no pararon, mientras
que yo creaba la herida más grande que
me costaría cerrar en mi vida. Años antes de eso gane unos kilos, mientras que mis compañeras
desde ya con tan solo siete u ocho años comenzaban a formar los grupos de “populares”
y obviamente estábamos
también los que no teníamos una clasificación dentro del curso, por ese
entonces todos querían entrar en el selecto grupo de amigos que se había
formado, después de todo me incluyo en eso, era una más de las que quería tener
amigos. A pesar de que mi vida era así en la escuela, no era para nada parecida
en donde vivía, ahí si tenía muchos amigos, salía a jugar cada tarde y era como
decirlo… “popular”, con la diferencia que al yo vivir una realidad
diferente en la escuela jamás discrimine
a nadie, es más los integraba tan rápido podía, por lo que recuerdo haber llegado a formar un grupo de más de
veinte niños y niñas que jugábamos como similares, pero como no todo es
perfecto después de horas de felicidad
cerca de mi hogar, también llegaban las seis u ocho horas diarias que
pasaba en el colegio, horas en las que algunos me humillaban y otros me
trataban como su amiga, como ya les
conté gane unos kilitos más por aquel entonces y ese fue el nuevo foco de las burlas, no es
que hubiese sido mucho el peso que gane,
simplemente tenía seis kilos demás, seis kilos que se notaban cuando me sentaba,
ya que hacía su aparición aquel rollito, más no
era aceptable para estar en un grupo de amigos que son tan cool, mis
compañeras pesaban lo justo, aunque
algunas también pesaban menos, porque recuerdo como mi profesora citaba a sus
padres para comunicarles que estaban desnutridas, como ya se imaginaran mentes tan
vagas como las de aquellas pequeñas niñas tenía una gran formación en
sus casas, aún recuerdo cuando mi profesora llamo a la mamá de una de mis
compañeras en particular, ella pesaba ocho kilos menos de lo que debería,
pero la respuesta de su madre fue
categórica “No estoy criando a mi hija
para que sea una obesa, ella es muy linda para
engordar”, todo eso dicho
frente a niños pequeños sin un criterio formado, ahora eso me causa gracia, no
por el daño mental que le hacía a su propia hija, sino, porque en ese entonces
me cuestionaba el por qué mi mamá no pensaba así haciéndome adelgazar. Ahora
comprendo que mi mamá no me quería presionar, ella quería que creciera
disfrutando de todo a concho, cosa que agradezco, porque sé que esas niñas que
en un momento me molestaban no tienen ni la mitad de lo que yo tengo ahora, con
esto no me refiero a algo económico, sino que algo mental, a amor propio. Luego
de que supere todas las burlas, me toco lo más difícil de todo, pelee con una
de las chicas que si bien no era popular, era algo así como una protegida de
ellas, ello me arrastro a no hablar con
muchas personas, es más, solo hablaba con cuatro personas, sin que hubiese un
trabajo de por medio. Y esa amiga que antes se dio cuenta de la falta de mi
lunar, específicamente no estaba entre aquellas cuatro nuevas niñas que
aparecieron en mi vida, pero no la culpo y nunca lo hice, es fuerte que nadie
te hable o que te ignoren, siendo tan pequeña, más tampoco quería arrastrarla a
ello. Mi último año de escuela básica fue horrible, pero ya lo viví, nada de eso va a cambiar, además
de que es lo que me llevo a ser lo que soy ahora, ese año tenía que cambiarme
de colegio, pasaba a la escuela media, pero una vez más aumentaron su rencor
contra mí, la razón, le quite el puesto de entrada a una de las chicas
populares, rendí mejores exámenes que ella y no quedo en el mismo liceo que el
resto de sus amigas, como no me
prestaban mucha atención jamás se dieron
cuenta que mis calificaciones no eran malas, hasta que un día la profesora me
felicito frente a todos por tener la mejor calificación del curso en aquella ocasión particular, creo
que en ese entonces me vieron como algo parecido a un peligro. Definitivamente
el día en que salí de esa escuela fue
uno de los mejores días de vida, por fin
dejaba de lado todas las burlas, los
golpes, sí, porque también recibí golpes, es a lo que ahora llaman bullying, suerte fue la mía de tener una
familia que me cuidaba como a un pollito, que con cada caída, tenía exactamente
a ocho personas levantándome, mis tres tías, mi tío, mi abuelo, mis padres,
pero por sobre todo mi abuela. Ella siempre fue y será mi pilar fundamental,
una persona que a pesar de ya no estar a mi lado de forma física puedo sentirla
dándome la fuerza que requiero día a día. Así que deje esa etapa atrás y comencé una nueva, la que
fue maravillosa, que me cambio, abrió mi mente, dirigió los que son ahora mis
creencias, no religiosas, porque no pertenezco a una religión por opción
propia, pero si las que son extremadamente importantes, son las que me llevan a
ayudar a las personas y también a compartir esto con otras chicas que se pueden
ver reflejadas.
Mi enseñanza media la viví en el “Liceo n° 7 de
Providencia”, pero a pesar de que fue
una etapa muy maravillosa mi autoestima no cambiaba, pues nueve años de humillación no se superan de la
noche a la mañana. Así y todo comencé a vivir una etapa muy divertida, a
propósito adelgace ese verano antes de entrar a clases, por lo que estaba a dos kilos de mi peso normal y me sentía muy bien CONMIGO MISMA. El primer año fue algo
extraño, no en sentido de burlas o algo, porque eso no lo viví dentro del liceo,
más bien fue de adaptación. Yo de pequeña vivía con toda mi familia, los ocho
que ya les nombre, pero a los siete años mi abuela se fue de la casa con mis tíos
y mi abuelo, por lo que quedamos mis papás
y yo, a pesar de eso seguí viviendo con mi abuela, porque mi mamá
trabajaba y fue justo en ese año, el primer año de liceo en que se dio la
separación total, volviendo a vivir
solo con mis padres y él en ese entonces
hace algún tiempo nuevo integrante de la familia… Mi pequeño hermano. El
resultado fue nefasto, la separación del lado de mi abuela sumado a que me cambie
de casa, por lo que perdí a mis amigos
con los que me sentí segura por catorce
años de mi vida, dio como efecto
que repetí el primer año,
pero el que venía lo tome
desde el principio con una
responsabilidad que no sabía que tenía.
Es ahí donde comienza la verdadera travesía, conseguí estar becada por toda la enseñanza media, a base de esfuerzo y
dedicación, me volví parte de la directiva del curso en los cuatro años efectivos de enseñanza media, hice amigas
maravillosas que aún conservo, con las que he vivido, aprendido y arrancado de
muchas cosas. Forje un carácter único, raro, pero a la vez especial, siendo más
extrovertida. Con todas esas cosas buenas que pase, también hubo su resto de malas, pero las menos, creo
que la que más me marco fue una de la que no iba a poder escapar nunca, eso fue
la muerte de mi abuela, con ello se fue mucho de mí, pero poco a poco sé que lo
voy a recuperar, si bien puede que no sea lo mismo de antes, va a ser
sensacional de todas formas, porque yo quiero que sea así.
Con todo lo que viví desde pequeña me enfoque en
buscar en otras personas lo que yo quería tener o ser, ya fuese en el físico
o en lo emocional. Después de la muerte de mi abuela subí hasta
aproximadamente los 100 kilos, pero como soy alta, ya que en la enseñanza media
crecí, llegando a estar entre las más altas, no se me notaban demasiado los
kilos, aún así el negro era recurrente
en mi vestimenta, llegando a literalmente asarme del
calor que hacía, pero no cambiaba en nada, ya que era yo misma la que se
ponía barreras, ahora no eran mis compañeras, ellas jamás me criticaron por el
peso o por alguna otra cosa que tuviese. Esta vez era únicamente yo la que no
se daba cuenta que no era algo así como un monstruo, era yo la que se fijaba en
que tenía kilos demás, la que se sentía observada por el resto,
probablemente eso fuese una secuela del
maltrato que recibí de pequeña, pero eso ya no importa, porque fue cuando me di cuenta que soy perfecta tal cual soy, tímida,
vergonzosa, inmadura a veces, muy madura en otros cuantos momentos, pero es lo
que soy, si bien no tengo ojos de color,
me encanta el color café claro de mis ojos, puede que no sea ni rubia, ni
pelirroja, pero amo mi pelo negro, no es liso, puede que parezca león algunas
mañana, pero así y todo me fascina el tener que ingeniármelas para acomodarlo o
ponerme un gorro que lo disimule, pero a la vez que combine con mi ropa, porque
lo pretenciosa en las mujeres NUNCA se quita, de la misma forma amo usar
camisetas de diferentes colores. Aunque si hay algo que lamento y eso es que no
me di cuenta de lo fabulosa que puedo ser hasta hace muy poco, porque para el año pasado aún estaba cerca de los
100 kilos y comencé a bajar de peso esforzándome de sobremanera, tanto así que
llegue a perder mucho pelo, ese mismo pelo que siempre he amado, pero que ahora
arreglo divertida y cómodamente, baje 20 kilos en solo dos meses, pero al costo
de poner al filo mi salud, no voy a decirles que ahora no sigo bajando de peso porque
mentiría, pero si lo hago de forma RESPONSABLE y no porque un anuncio de moda me lo imponga, me siento feliz de como
estoy, de cómo soy, de cómo pude cambiar la forma de verme. Unos kilos demás no
son un impedimento para ser y sentirte BELLA, cada vez que alguien trate de
demostrarte lo contrario tienes que repetirte hasta el cansancio lo hermosa
que eres, dentro de ti hay alguien que
quiere salir, un “verdadero yo” que solo quiere ser feliz, que solo quiere
sonreír y no estar llorando o refugiarse en ropa de un color especifico
que te de la ilusión de estar más
delgada.
Para cumplir
con los estándares de belleza no hace falta únicamente estar en
un peso adecuado, eso es solo una imagen, eso no revela quien eres,
porque si no te amas primero NUNCA vas a
llegar a sentirte bella realmente y seguirás buscando en otras
lo que tú crees que no tienes y te falta. Deja de ver a las mujeres que
van cerca de ti en la micro, el metro, la calle o las que están en el hall de
entrada, céntrate en ti, vive por ti, por lo que tú quieres, no por lo que te
imponga una sociedad que tiene a más mujeres
amargadas y retraídas, que a mujeres felices y espontaneas. No pretendas
ser una super modelo, eso no te sirve de nada, no creo que quieras tener una
vida limitada en muchos ámbitos, mucho menos creo que quieras cuidar una imagen
falsa. Ríe, vive, juega y crece, esas palabras son esenciales en este camino.
Ríe y sonríe siempre aunque la gente piense que estés
loca, puede que tu sonrisa contagie a alguien
que lo necesite muchísimo.
Vive, no te limites, tu vida es perfecta tal cual es,
inclusive cuando veas que tienes un problema, la realidad por duro que
suene es que en el mundo hay más de un
millón de personas con problemas mucho más grandes que el que tú tienes,
pero se dan ánimos para salir adelante,
por qué tu no podrías hacerlo.
Juega, si no juegas en la vida todo se vuelve aburrido, no tendrías errores,
ni caídas, ni cicatrices de las cuales reír con el tiempo, yo amo cada una de
las cicatrices que están en mis
rodillas, porque puede que no se vean estéticamente lindas, pero guardan recuerdos de cada caída que tuve jugando con mis amigos, esos de los
que pueda que no sepa mucho, ni muy seguido por nuestras ocupaciones de ahora,
pero que contribuyeron a que a pesar de todo haya tenido la que considero la mejor infancia de la historia.
Crece, pero no madures, si maduras le quitas lo
divertido a la vida, solo aprende a cómo actuar frente a ciertas situaciones o
me vas a decir que no es extraño ver a los “adultos” sin sonreír en todos lados. Como por
ahí leí “madurar es para frutas”, razón tiene, pero es porque las frutas
maduras se pudren más rápido, yo no quiero vivir mi vida podrida en la
amargura, quiero vivirla siendo una buena persona, ayudando a los demás, sin
discriminar, integrando a quien quiera ser integrado, ofreciendo mi amistad
aunque me traicionen, porque si dejo de confiar en las personas, va a llegar un
momento en el que todos vas a desconfiar
de todos y necesito hacer que en mi vida exista la confianza, porque sin ella
nada tiene una base firme.
No sé como
empecé esto, ni si está bien, ni
siquiera sé si la idea todos la comprenden, pero creo que lo que más claro esta
es que hay que aprender a vivir amándose uno mismo primero, porque si no nos
amamos no proyectamos ese amor, para que el resto nos ame y con esto no me
refiero al ámbito de pareja, porque ninguna mujer necesita de un HOMBRE o de una MUJER, dependiendo de tu orientación sexual claro está, para
poder ser feliz, porque si se ama a si misma
va a tener lo que necesita, porque para pasar de ser “la fea” a ser “la bonita”, hace falta una
cosa muy pequeña, pero extremadamente necesaria, amor propio, repítete que eres
perfecta tal cual eres, no debes, ni tienes que cambiar por nadie que no seas
tú misma, no dejes que el mundo te domine, tu domina al mundo, eso es lo que se
necesita. Si tienes la confianza lo vas a lograr todo y LUCHA, lucha mucho,
porque siempre van a existir esas
personas que no tienen el respeto inculcado y va a tratar de destrozarte, no
porque crean que eres inferior, sino,
porque te ven como un potencial peligro
para ellas mismas, ya que tienes que tener claro que si se sienten bien humillando al resto, es porque ellas
amor propio no tienen y tu les estas dando el tuyo en bandeja de oro. No te
empeñes en seguir prototipos de belleza, que realmente de belleza y vida no
tienen nada, dedícate a crear tu historia e imponer tu estilo, porque
exactamente ese es el prototipo más perfecto que puede existir.

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Chicas si alguna lo leyó y se sintió identificada de corazón espero les ayudase a ver quienes son realmente, no hay nada mejor que ser feliz y la verdad es que no hay razón alguna para no serlo, todo es superable junto a las personas que te quieren, porque siempre tenemos a alguien.
Si creen que puede ayudar a alguien y quieren publicarlo ya sea en sus blog o alguna página solo les pido que aclaren que es de mi propiedad, pues es mi historia de vida y junto con ello les pido también me comenten que lo van a utilizar, ya que espero que muchas mujeres entiendan lo maravillosas que son.
Besos. cKer ;)